Entre los hallazgos arqueológicos se encuentran los restos óseos de hombres, mujeres y niños españoles, negros y mulatos, que formaban parte de la caravana para capturar a Hernán Cortés.

El asentamiento tiene su origen en el periodo Clásico, en relación a la fase cerámica Xalalpan en su momento temprano, año 450 de nuestra era, aproximadamente. Se localiza sobre una loma en la sierra nevada de Mal País y abarca una extensión aproximada de 80 hectáreas. Su posición geográfica en el lado este de la cuenca del valle de México y el control sobre los llanos de Apam, jugó un papel muy importante en su desarrollo, ya que permitió el control y flujo de diversas mercancías, desde productos agrícolas hasta suntuarios tanto para Teotihuacan como para Texcoco y Tenochtitlan en sus respectivas épocas de auge. Las características arquitectónicas que definen el nivel ocupacional más antiguo en esta zona son clara influencia de la cultura teotihuacana, ya que sus antiguos pobladores se establecieron en la etapa de mayor desarrollo de la gran urbe, y lo abandonaron en el tiempo de la caída de la misma. Gracias a las recientes excavaciones, los hallazgos arqueológicos y la interpretación de las fuentes coloniales del siglo XVI se ha podido identificar con precisión el nombre verdadero del sitio que es Sultepec y no Tecoaque como se le conocía en la época colonial. Los expertos consideran que en esos templos fueron sacrificados los españoles, mestizos, sambos, mulatos, macehuales, negros y criollos que integraban la caravana que los acolhua capturaron en 1520, algunos de los cuales fueron comidos por los residentes del lugar en búsqueda de la transmutación de su energía, de acuerdo con lo referido por los cronistas Bernal Díaz del Castillo y Francisco López de Gómara, en sus libros Historia verdadera de la conquista de la Nueva España y La historia general de las Indias, respectivamente, así como las Cartas de Relación que Hernán Cortés envió al rey Carlos I de España, y el Códice Xolotl.